Suelo hacer referencia al mar cuando escribo, porque representa muchas cosas para mí. Al haberme criado en la costa siempre ha sido un elemento presente en mi vida. Le tengo mucho respeto, y siempre le he tenido cierto miedo. Es vasto, cruel y misterioso. Una tormenta en alta mar puede convertirse en una condena segura. Hasta el simple hecho, casi cotidiano, de alejarse demasiado de la orilla nadando puede resultar fatal. Pero también hay belleza en él. Me inspira añoranza, y esa superficie eterna e inmensa evoca libertad. Poder ir en cualquier dirección sin más obstáculos que la fuerza de tus brazos para sobreponerte a la marea. No puedo evitar comparar a menudo la vida con el mar. Y esta reflexión es una forma, un intento de autoexplorar mi subconsciente, porque desde antes de empezar a escribir esto ya sabía que sería sobre el mar.
Una ola solitaria baña la cubierta
Frío que cala, despierta el alma
Encuentro cordura en la resaca
Sobriedad en la abstinencia
Icé mis velas con orgullo
Alcé la cabeza hacia el frente
La noche me habló en susurros
Promesas de días mejores
Hoy mis cabos están rotos
Velas destrozadas y colgantes
¿Dónde quedó mi honor?
¿Dónde quedaron las promesas?
Hoy no encuentro el calor del ayer
Hoy no veo el sol prometido
Se ha puesto junto con tu mente
Se ha ido junto con mi alma
¿A dónde me llevas, brújula,
si mi puerto se ha hundido?
¿Cuál meta alcanzar me queda
en esta marea de sueños perdidos?
Recojo los restos de mi timón
Despliego polvorientos mapas
Opuesto al viento impasible y feroz
Sin rumbo pero en mi puño mi alma
Navega, sin añorar puerto pasado
Navega, sin olvidar la tierra besada
Pues no es vana herida recibida
Pues no hincha vela viento de antaño
Ojalá creer mis propios cantos
Como promesas de puertos venideros
A la oscuridad toda sombra es recuerdo
La niebla un funesto manto
¿Por qué, cruel mar, nos separaste?
¿Por qué permití que ocurriera?
Desconozco ya si hay culpable
De esta triste y burda comedia
Guardo en mi cofre añoranza
Atesoro memorias y sonrisas
Gritos, abrazos, lloros y rabia
De la brisa me acuna la sinfonía
Mi musa secuestró mi anochecer
Sólo me resta la vigía, solitario
Oteo en el horizonte un amanecer
Uno negro, cruel y nefario
Ojalá vuelva mi ansiada alba
Ojalá bese de nuevo tierra
Ahora sólo beso esta botella
Sólo amo versos de mi tragedia